John Chilcot presidente de la Comisión Independiente
para investigar la participación de UK en la guerra de Iraq, presentaba hace unos días el informe con el conjunto de conclusiones a las que se ha llegado tras una investigación que ha durado 7 años. En este informe se pone de manifiesto que Tony Blair ex-primer ministro británico (1997-2007) no tomó las medidas necesarias para agotar las posibilidades no bélicas antes de iniciar la invasión junto a Estados Unidos de un país soberano como era Iraq en el año 2003.
Esta noticia nos hace retomar el DeLorean a los tiempos en los que el dictador Sadam Hussein gobernaba Iraq con puño de hierro, un país que se había estado reponiendo de sus pérdidas en la guerra de Kuwait unos años antes, donde a pesar de la derrota, el régimen de Sadam permaneció en el poder.
Los acontecimientos del 11s en 2001, el rearme militar, el petróleo y las tensiones religiosas formaron un caldo de cultivo propicio para que los servicios de inteligencia norteamericanos extendieran sus tentáculos en busca de razones para planificar un derrocamiento del líder iraquí. Esto no se consiguió a pesar de los esfuerzos y el apoyo de facciones religiosas contrarias al régimen así que hubo que inventarse algo que diera los motivos necesarios ante los ojos de las Naciones Unidas de que la invasión del país era necesaria.
Tony Blair presentó en la Cámara del Gobierno británico un informe de inteligencia proporcionado por los servicios secretos norteamericanos que afirmaba la existencia de estas armas en suelo iraquí listas para ser utilizadas contra objetivos civiles o militares. Ante la pregunta de si el informe digital era legítimo, Tony Blair defendió su integridad y su total confianza.
Curiosamente este hecho supondría un punto de inflexión en el mundo de la seguridad digital. El plan fructificó y se hizo creer al mundo que Sadam Hussein poseía en su arsenal armas de destrucción masiva, una gran amenaza que no se podía permitir y más en manos de un dictador que expresaba públicamente su odio al mundo occidental y a Israel. Este informe fue hecho público para que el mundo pudiese ver que efectivamente existían razones justificadas para la guerra, pero lo que no se sabía es que el informe contenía oculto entre sus metadatos detalles que pondrían en duda las palabras del Primer Ministro y la veracidad del informe.
Entre los metadatos aparecieron entre otras cosas una serie de nombres que de una u otra manera intervinieron en el informe antes de su presentación, todos pertenecientes al entorno de Tony Blair, lo cual hizo sospechar de su intencionada manipulación. Pero aquí no acaba todo, como detalle, la última persona en manipular el documento fue un becario, algo que no encajaba en la imagen seria de los servicios secretos al estilo de James Bond que siempre nos han querido mostrar. Para echarse a llorar.
Este hecho salió a la luz gracias al descubrimiento del Dr Glen Rangwala profesor en ciencias Políticas en Cambridge el cual fue hecho público bajo el titulo Tony Blair in the Butt que a día de hoy aún se deja encontrar por la web y donde aparecen las personas que de una u
otra manera gestionaron el informe.
Encontrar hoy en día el documento Word que destapo el escandalo se ha vuelto complicado lo cual nos obliga a tirar de repositorios que aún mantienen el documento con los metadatos del momento.
En aquellos tiempos no existían las herramientas que hoy en día nos permiten la gestión o visualización de los metadatos y esto le habría evitado al señor Blair verse involucrado en el escándalo que esto supuso y puede que sus posteriores consecuencias plasmadas en el informe Chilcot. La reputación es algo que cuesta mucho en conseguir y poco en destruir. Esto lo sabe bien el Sr. Blair.
Un hecho que forma parte de los claros ejemplos de la historia de los metadatos y el inicio de la carrera por controlarlos, procesarlos o eliminarlos que se aceleró en los años posteriores y que a día de hoy se ha convertido en uno de los grandes retos de la seguridad digital en todo el mundo.
Antonio Bordón
Villar
antonio.bordon@11paths.com