Errores frecuentes al digitalizar una fábrica desde IT
Hoy en día, pocas compañías dudan de que la digitalización es clave para mantener la competitividad en el sector industrial. Sin embargo, dar el paso de una fábrica tradicional a una “fábrica digital” no siempre es sencillo. Muchas iniciativas parten desde el área de IT (Tecnologías de la Información), con la intención de modernizar la operación y aprovechar el potencial de los datos. Pero, si no se tiene en cuenta la realidad del entorno de planta (OT, Tecnologías de Operación), el proyecto puede terminar siendo más un dolor de cabeza que un avance. Digitalizar una fábrica no consiste simplemente en instalar sensores o software. Requiere comprender procesos, personas y máquinas que llevan años funcionando bajo lógicas muy distintas a las de una oficina. Veamos algunos de los errores más comunes que suelen cometerse cuando la digitalización nace exclusivamente desde IT. 1. Tratar la fábrica como si fuera una oficina En un entorno corporativo, los equipos suelen ser homogéneos y fáciles de actualizar. En una planta industrial, en cambio, conviven máquinas con 20 o 30 años de antigüedad junto con sistemas modernos, cada uno con sus propios lenguajes y protocolos. Pretender gestionarlo todo como si fuera 'otra red corporativa' suele llevar a frustraciones. 2. No involucrar a quienes trabajan en planta Un error muy frecuente es diseñar proyectos desde un despacho, sin hablar con producción, mantenimiento o ingeniería de procesos. Son justamente esas áreas las que conocen de primera mano los desafíos diarios y pueden aportar la visión práctica de lo que realmente se necesita. Sin su participación, la tecnología corre el riesgo de ser vista como algo impuesto y poco útil y seguramente poco eficaz, pues los principales actuadores del mismo quedan fuera de la redacción de necesidades. 3. Olvidar que la fábrica no puede parar Uno de los mayores malentendidos al digitalizar desde IT es no dimensionar correctamente el coste de la interrupción en una planta. En una oficina, detener servidores o aplicar parches de seguridad durante la noche o el fin de semana suele ser una práctica estándar y habitual, porque el impacto en la operación es limitado. En cambio, en un entorno industrial las reglas son muy distintas: Muchas fábricas operan 24/7, con turnos continuos y compromisos de entrega ajustados. Un paro no planificado de apenas 30 minutos puede costar miles o incluso millones de euros a la empresa, dependiendo de la línea de producción y producto en fabricación. Además del impacto económico, un reinicio inesperado de una máquina puede generar riesgos de seguridad para los operarios o dañar productos en proceso que no se pueden recuperar afectando de ese modo la calidad del producto o aumentando la cantidad de merma en el proceso. Cuando se introducen nuevas soluciones digitales —ya sean sistemas de monitorización, actualizaciones de software, redes industriales o integración de datos— es común que IT proponga ventanas de mantenimiento o intervenciones como si se tratara de un entorno corporativo. Aquí es donde se produce el choque con la realidad de planta: no siempre existe un 'horario de baja actividad' y detener una línea de producción requiere una planificación muy cuidadosa. Por eso, cualquier proyecto de digitalización debe incorporar desde el inicio un plan de continuidad operativa que contemple: Estrategias de redundancia: sistemas espejo o respaldo que permitan trabajar incluso durante actualizaciones o fallos. Separar la red IT de la de OT (imprescindible). Pruebas en entornos controlados antes de pasar a la planta real, servidores para test o calidad antes de lanzar a producción. Coordinación estrecha con producción y mantenimiento para definir los momentos adecuados de intervención. Medición del coste de cada minuto de paro, para que IT comprenda la magnitud del impacto. En resumen, olvidar que la fábrica no puede parar es uno de los errores más graves y frecuentes. Ciberseguridad Cloud Conectividad e IoT AI & Data Smart Data Path, el camino hacia la Industria 4.0 4 de diciembre de 2024 4. Pensar en tecnología antes que en valor Muchas veces se instalan plataformas de datos, sensores o sistemas de inteligencia artificial porque “están de moda”, sin definir claramente qué problema del negocio resuelven. La digitalización no debería ser un escaparate tecnológico, sino una herramienta que genere valor tangible: mayor eficiencia, reducción de costes, mejor calidad, seguridad o trazabilidad. Es importante elaborar o conocer las necesidades de la planta de primera mano para en base a ese listado, buscar la tecnología adecuada que pueda cubrir todo aquello detectado en el proceso de análisis. Hacerlo a la inversa, muchas veces genera problemas a la hora de implantar, pues van apareciendo necesidades que la propia tecnología no puede cubrir y no se conocía este dato al no analizarlo previamente desde la necesidad. 5. Hacer pilotos que no escalan Otro error común es desarrollar pequeños proyectos piloto que funcionan bien de forma aislada, pero no están pensados para crecer ni integrarse con el resto de sistemas. Esto genera una 'isla tecnológica' difícil de mantener y de conectar con el resto de la empresa. Una buena estrategia digital debe ser escalable y pensada a largo plazo. Conclusión Digitalizar una fábrica no es solo un asunto de IT, ni solo de OT. Es un proyecto conjunto que requiere colaboración entre áreas, visión estratégica y un entendimiento profundo de las particularidades del entorno industrial. El éxito no radica en implementar la última tecnología, sino en usarla como un medio para mejorar el negocio. Escuchar a quienes operan la planta, planificar con criterios de continuidad y seguridad, y apostar por soluciones escalables son pasos fundamentales para que la transformación digital sea real y sostenible. La fábrica del futuro no se construye de la noche a la mañana, pero sí puede empezar a diseñarse hoy, evitando estos errores comunes y apostando por una visión compartida entre IT y OT. Telefónica Tech Retos y soluciones en la integración de tecnologías industriales 25 de junio de 2025
11 de septiembre de 2025