MYCIN, el comienzo de la Inteligencia Artificial en la medicina

15 de noviembre de 2018

El mundo de la Inteligencia Artificial abarca cada vez más campos y su uso en la vida cotidiana es cada vez más habitual, desde los videojuegos hasta la creación de hogares inteligentes. Todo ello ha sido posible gracias a numerosos sistemas expertos, diseñados originalmente para aprender de los humanos y replicar su comportamiento. Hoy os hablaremos de cómo uno de estos sistemas logró marcar un hito en el ámbito médico.

MYCIN fue uno de los primeros sistemas expertos desarrollados en la historia de la IA. Su objetivo era facilitar el diagnóstico de enfermedades de la sangre, apoyando a los médicos y ahorrándoles tiempo en sus decisiones clínicas. Era capaz de identificar las bacterias responsables de las infecciones en los pacientes y sugería los antibióticos adecuados, ajustando las dosis según el peso del paciente. También detectaba enfermedades infecciosas graves como la meningitis o la bacteriemia.

MYCIN fue pionero en demostrar que una máquina podía igualar —y a veces superar— a médicos humanos en tareas específicas.

Su desarrollo comenzó a principios de los años setenta en la Universidad de Stanford, como parte de la tesis doctoral de Edward Shortliffe, bajo la supervisión de varios expertos, entre ellos Bruce Buchanan. El sistema fue escrito en Lisp y se tardaron entre cinco y seis años en completarlo. El nombre "MYCIN" se inspiró en los nombres de algunos de los antibióticos que recetaba.

Cómo funcionaba MYCIN: un avance que nunca llegó a los hospitales

MYCIN es un sistema experto creado a partir de una serie de reglas causa-efecto. Su base de datos consta de alrededor de unas 500 reglas. Para que el programa funcione, es necesario que un sujeto responda una serie de preguntas cuyas respuestas solo pueden ser “sí” y “no”.

Una vez obtenido el diagnóstico, muestra la lista de las posibles bacterias culpables de la dolencia además de indicar su índice de confiabilidad. Su comportamiento es muy similar al de un doctor de verdad; de hecho, también es capaz de explicar cómo llegó a su conclusión final y de recetar los medicamentos necesarios para acabar con las bacterias.

El 70% de aciertos en diagnósticos superaba en muchos casos a médicos especialistas.

Aunque MYCIN fue todo un éxito, el programa no llegó a utilizarse en los hospitales. Sus resultados eran bastante buenos. De hecho, el porcentaje de acierto en sus diagnósticos rondaba por el 70%, una cifra en la mayoría de los casos superior a la obtenida por la mayoría de los expertos humanos en una serie de pruebas realizadas bajo los mismos criterios.

Un legado que sigue vigente

A pesar de su alto nivel de exactitud a la hora de realizar diagnósticos, el programa tuvo bastantes críticas que concluyeron haciendo que nunca llegase a utilizarse en los hospitales por problemas legales. Si se diese el caso en el que el programa ofreciese un diagnóstico erróneo con consecuencias negativas para un paciente (incluyendo la muerte), ¿quién sería el responsable?

MYCIN abrió el debate sobre la responsabilidad legal de la inteligencia artificial en la toma de decisiones críticas.

Aunque todavía no se ha explotado todo el potencial de los sistemas expertos en el ámbito médico, hay muchas iniciativas en marcha. En la actualidad también se están aplicando con gran éxito a otros muchos campos: desde la selección de los mejores candidatos para la autorización de créditos en algunas entidades bancarias hasta la realización de prospecciones minerales o la ingeniería genética.

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