La creciente adopción de tecnologías emergentes como la nube, la Internet de las cosas (IoT) y la movilidad, junto con la complejidad cada vez mayor de los entornos empresariales y la falta de visibilidad adecuada, crean un campo de batalla fértil para los ciberdelincuentes.
Los atacantes, siempre a la caza de nuevas vulnerabilidades, aprovechan esta expansión de la superficie de ataque para lanzar ataques cada vez más sofisticados.
Las técnicas de ataque evolucionan constantemente, desde exploits de día cero hasta ataques de ransomware y malware sigiloso, lo que obliga a las empresas a adoptar un enfoque proactivo para proteger sus activos digitales.
En este contexto, un servicio de Attack Surface Management (ASM) se convierte en una herramienta indispensable para las empresas que buscan protegerse contra las ciberamenazas modernas y tener una postura de ciberseguridad robusta.