Incidencias para crecer a través del trabajo

15 de febrero de 2024

Hablar abiertamente sobre experiencias difíciles vividas en el puesto de trabajo es una foto poco atractiva para compartir en el muro de LinkedIn, ¡pocos enseñarían eso en público!

Son recuerdos que pueden producir vergüenza y tristeza, pero la realidad es que las situaciones dolorosas que nos ocurren mientras desarrollamos nuestra profesión, pueden convertirse, si lo permitimos, en oportunidades de mejora, crecimiento y sanación.

Un caso destacado: ID-10QRAGVFNF

Al inicio de la vida profesional, somos inexpertos y puede que contemos con escasos recursos para salir adelante. Estas condiciones especiales le confieren a tu puesto de trabajo el estatus de bien preciado e indispensable para sobrevivir, y a ti, en una presa fácil para posibles abusones con corbata. En ocasiones llegas a aceptar condiciones ajenas al contrato o aguantas situaciones muy duras que ahora, en el momento actual, ni contemplarías. ¿Te ha sucedido alguna vez?

Creo que nos ha pasado a muchos de nosotros, y si no, te invito a leer la siguiente imagen de ejemplo extraída de mi sistema de tickets de Lemedy. Lemedy es el programa figurativo donde se registran las incidencias de la vida laboral:

Imagen 1. Historial del Ticket: ID-10QRAGVFNF

Si compartes una experiencia similar a la mía y también guardas algunos tickets Descartados en tu carpeta de Lemedy, sabrás de lo que hablo. Numerosas veces te habrás preguntado: «¿cómo pude aguantar tanto?», «¿por qué no actué de otra forma?». No te cargues, sencillamente, hiciste lo que pudiste con las herramientas que tenías.

Sin dolor no hay pena ni gloria

Crecemos a través la gestión de las experiencias dolorosas con las cuales desarrollamos y fortalecemos nuestra resiliencia. Esto no es un misterio, tampoco un plato fácil de digerir.

Aprendemos a tratar con personas problemáticas en la oficina cuando convivimos con el compañero cuya encarnación de su espíritu sería la de un tremendo forúnculo. Descubrimos lo que significa tener un buen jefe cuando sufrimos a uno que no tiene madera de líder. A menudo valoramos las cosas buenas porque tenemos la experiencia física, emocional e intelectual de haber saboreado otras no tan buenas.

Si tenemos en cuenta que:

  • No podemos cambiar a las personas ni esperar que cambien.
  • Sólo podemos cambiarnos a nosotros mismos con esfuerzo, amor y paciencia.
  • Enfermedades, pérdidas y problemas van a presentarse en nuestras vidas.

¿Qué puedo aprender de las experiencias difíciles en el trabajo? ¿Acaso se puede extraer algo positivo de una situación injusta, por ejemplo? Encontramos respuestas cuando miramos desde una perspectiva amplia y con la ayuda del paso del tiempo. No podrás ver el propósito que había escondido en cada situación dolorosa del pasado de forma rápida e instantánea, la vida real no funciona como internet. Son necesarias quietud y silencio para poder escuchar los secretos escondidos en la aflicción, y con frecuencia, nos aterra el silencio.

Pasaron largos años hasta que pude ver un poco de luz al final de túnel y comprender que estos procesos espinosos estaban forjando mi carácter para ayudarme a alcanzar algo mucho mejor.

A las pocas semanas de haber obtenido mi certificado de discapacidad en 2020, estando ya encerrados en el confinamiento y con las reservas de papel higiénico en números rojos, surgía el milagro más inesperado: la oportunidad formar parte del programa #INCLUDE de GoodJob.

Se impartía una formación exhaustiva para obtener la capacitación de Operador de Ciberseguridad para favorecer la integración laboral de personas con discapacidad. Seguidamente, la primera entrevista -que fue con Telefónica- dio un giro a mi vida.

Lo que el trabajo te enseña sobre tus heridas

Ya me encontraba desempeñando una nueva profesión aquí, en Telefónica Tech. No podía estar más ilusionada y contenta. ¿Yo en la empresa más puntera del sector? ¿Con personas normales? ¿Por qué son todos tan amables? ¿Dónde está la cámara oculta? Era “ese sueño dentro de un sueño” («La Princesa Prometida», 1987).

Fue entonces cuando este estupendo trabajo empezó a hablarme al oído sobre mis heridas personales. Seguía afectada de algún modo por ese bicho informático «WorkFAKE6». Esta y otras incidencias habían marcado negativamente mi visión del mundo y me costaba aceptar que los regalos que me rodeaban en mi nuevo lugar de trabajo eran reales y que podía disfrutar de ellos. La autoexigencia que me imponía a mí misma para “dar la talla” en un intento de hacer desaparecer ese porcentaje de discapacidad que padezco era cruel y poco realista. La enfermedad y esta obstinación por intentar ser perfecta me condujeron a abrir el siguiente ticket:

Imagen 2. Apertura de nuevo Ticket: ID-21PVOREFETHEVQNQ

El proceso de sanar y crecer a través del trabajo

Te presento las 4 fases del proceso que te ayudará a sanar y a crecer a través del trabajo. Es el fruto de mi experiencia personal y puede que eches en falta algo más. ¡Añade lo que pueda resultarte útil!

1ª Resistirse (opcional)

Es la suma explosiva de la negación de la realidad y de una serie de creencias distorsionadas. En esta obstinada resistencia llegas al punto en el que sabes perfectamente que no puedes continuar bajo esos niveles de angustia y de sobreesfuerzo, pero, aun así, te empeñas en continuar e ir más allá, abusando de tus fuerzas y de tus recursos internos.

A esto puedes sumarle una variada cuenta de creencias distorsionadas sobre cómo afrontar la adversidad y sobre quién eres.

Te llevará con gran probabilidad estadística al siguiente paso: romperse. No esperes a la rotura, por favor, ¡pide ayuda!

2ª Romperse (opcional)

Diste más de lo que podías, “te has roto” y como consecuencia estás sufriendo varios o todos estos síntomas a la vez: Agotamiento extremo que no mejora con reposo. Insomnio. Comienzo o empeoramiento de síntomas físicos, migrañas, debilitamiento del sistema Inmune, etc. Aumento de los niveles de neuroticismo; pensamientos en bucle, depresión, ataques de pánico, ansiedad, problemas cognitivos, disociación y puede que adicciones.

Pasas todo el tiempo posible entreteniéndote para evadirte porque no soportas la compañía de tus propios pensamientos. No puedes dejar de llorar y no sabes qué hacer. Te invade un sentimiento profundo de impotencia, de pérdida y de tristeza. Sientes que has fracasado en tu trabajo porque no puedes dar más, te cuesta concentrarte en tus tareas y cometes más fallos

3ª Recomponerse (obligatoria)

La tercera fase es a mi parecer la más complicada ya que requiere cambios y significa ponerse manos a la obra.

Necesitas enarbolar un serio compromiso de tu voluntad, por lo que no servirá la mera expresión de un deseo, de un; “bueno, tengo que ponerme”, ni de un; “me gustaría estar mejor”, recomponerse requiere un firme: “no sé ni cómo se hace, pero por mi vida que voy a encontrar la manera de salir a flote”. A pesar de que los estímulos externos estén presionando duramente y de que el problema parezca ajeno, lo llevas contigo, como Ripley, («Alien: resurrección», 1997).

Si tienes posibilidades económicas, busca ayuda de un profesional como máxima prioridad; psicólogo y/o psiquiatra que pueda orientarte y dirigirte. En ocasiones podría ser necesaria la prescripción de medicamentos.

Especialidades como la terapia Cognitivo Conductual ayudan a cambiar patrones de pensamiento y de comportamiento; cortar herencias familiares y culturales que nos hacen caer en los mismos errores, sustituir creencias falaces por otras más racionales. En definitiva, estas y otras técnicas reconocidas y aceptadas por la ciencia nos permiten desaprender hábitos y maneras de ver la vida que restan en lugar de sumar.

Para el tratamiento de experiencias traumáticas (TEPT) el EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing), es una excelente técnica que ayuda a reorganizar el archivo de memoria, colocando cada recuerdo en el lugar que le corresponde y minimizando la perturbación que producen los recuerdos traumáticos.

Tristemente, puede darse el caso de que no poseas recursos económicos suficientes y las terapias son costosas. Como primer recurso, te recomiendo buscar ayuda en tu Centro de Salud Pública y conseguir altos beneficios a bajo coste con la lectura de libros especializados en psicología y salud, recursos de internet, apoyo de amigos, familia y/o grupos comunitarios, entre otros, hasta obtener los ingresos suficientes para acudir a un profesional.

Además de las terapias psicológicas que mencioné, me encantaría compartir algunos recursos que resultaron claves en mi proceso de recuperación:

  • Realizar un trabajo interior profundo de autoconocimiento y autoayuda. ¿Cómo soy? ¿Por qué soy así? ¿Cuáles son mis fortalezas y puntos de mejora? Como suele decir Mariam Rojas, «Comprender es aliviar, tenemos que sanar heridas del pasado para poder vivir» [1].
  • ¿Estoy cuidando bien de mí? ¿Qué concepto tengo sobre mí mismo? Puede que tengas que empezar a tratarte con más compasión y empatía.
  • Practicar el voluntariado y hacer actividades con más personas. Aumentar el contacto social.
  • Aprender sobre higiene del sueño. Mejorar los ciclos de sueño es indispensable para poder recuperarse.
  • Acudir a todas tus citas médicas especialmente si estás siguiendo algún tratamiento o en la baja.
  • Alimentación saludable y chocolate. Un poco de chocolate es clave para seguir mejorando.
  • Ejercicio físico. Engaña a algún amigo, familiar o a tu pareja para que te acompañe, será más divertido.
  • Cuidado del ámbito espiritual.
  • Técnicas de relajación y de gestión de las emociones, meditación y autofocus. No puedes perderte las conferencias de este excelente comunicador, el Dr. Mario Alonso Puig.
  • Controlar el uso de las tecnologías y las pantallas. ¡Menos pantalla! más libros de papel, sobre todo en las horas cercanas a la noche.
  • Aumentar el contacto con la naturaleza.

4ª Reeducarse para No Repetir (obligatoria)

Finalmente, tenemos que establecer medidas preventivas que nos protejan, equiparnos con buenas herramientas para el futuro:

  • Aprender a ser más asertivos en la comunicación de nuestras necesidades y opiniones puede ser una protección extra para no repetir los mismos errores. La lectura de mentes aún no se ha perfeccionado como técnica, aunque ya hay varias madres que han hecho avances excepcionales con sus hijos.
  • Estudiar sobre los mecanismos hormonales que participan en el estrés, en especial sobre el Cortisol: «Mucho cortisol, mucha angustia. Poca oxitocina, poca confianza».
  • Descubrir más sobre el procesamiento de la información en nuestro cerebro. Sobre cómo se conforma el apego en la infancia, el trauma, la inteligencia emocional y la resiliencia.

Cultura empresarial de alto impacto

La oportunidad de participar de una cultura empresarial saludable y de experimentar que era apreciada y vista como un ser humano y no como un mero recurso tuvo una repercusión muy positiva en mi recuperación. Además de esto, tuvieron en cuenta mis nuevas necesidades, adaptando mi jornada y la carga de trabajo.

Se sabe que los empleados que son dirigidos por líderes con alta calidad humana tienen mayores posibilidades de crecimiento y de ser felices desarrollando su profesión, estableciendo un círculo de confianza que ayuda a construir e inspirar a todo el equipo. Trabajando juntos con un sentido de propósito mediante interacciones sanas entre compañeros y jefes, puede propiciarse el caldo de cultivo perfecto para seguir creciendo durante años.

Existen estudios muy curiosos como el que llevó a cabo Paul J. Zak, sobre cómo la confianza genera felicidad, basándose en la maravillosa oxitocina, «The neuroscience of trust». Observaron que las personas de alta confianza reportaban menor tasa de enfermedad, menor agotamiento frente a un mayor porcentaje de energía y productividad en el trabajo, entre otros resultados asombrosos.

«La confianza y la amabilidad abren oportunidades. Si empleas la oxitocina en tu trabajo, los resultados serán más satisfactorios» —Mariam Rojas Estapé.

El principio y el final

Recordar lo valioso que eres y descubrir cuánto puedes llegar a crecer y a sanar a través de tu trabajo es solo el principio de una grandiosa aventura. Aún no hemos llegado a la edad de jubilación, y el reto está servido. Dicho esto, vuelvo al trabajo.

Bibliografía

Imagen de Drazen Zigic en Freepik.

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