Origen del teletrabajo, redes geosociales y tips si tienes que volver a la oficina

21 de junio de 2023

Lunes 06:00 a.m., suena el despertador. Hora de volver a la oficina tras el fin de semana.

Este hábito prepandémico que teníamos tan interiorizado la mayoría de los trabajadores vuelve a nosotros con la nueva normalidad. Se calcula que, actualmente, sólo un 10% de trabajadores siguen sin acudir a su centro de trabajo de forma física ningún día a la semana.

¿Podemos decir entonces que el “teletrabajo” ha sido una moda con fecha de caducidad? Sí y no.

Seguramente habrás pensado que este modelo tan innovador de deslocalizar a los trabajadores y dejarles realizar sus tareas a unos kilómetros de la oficina es totalmente moderno y disruptivo: pues siento decirte que no.

Jack Nilles, ‘padre’ del teletrabajo moderno

Si consultamos Wikipedia (si eres millenial) o si preguntamos de forma al gurú de cualquier cuñado hoy en día, ChatGPT, nos dirá que esta forma de trabajo sin limitación en el espacio se remonta a unas décadas antes de la pandemia y con unos medios bastante más «limitados», pero con la misma finalidad: dar solución a un problema.

Y nos dará el nombre de Jack Nilles como padre del teletrabajo.

En 1973 este ingeniero americano de la NASA acuñó el término “teletrabajo” (telecommuting en inglés) para intentar dar solución a un gran problema latente en EE. UU. La llamada Crisis del petróleo había creado una escasez de combustible por el embargo de barriles decretado por los exportadores árabes a los defensores de Israel, lo que generaría grandes problemas para la industria del país.

Él sostenía que «si uno de cada siete trabajadores no tuviera que desplazarse a su lugar de trabajo, Estados Unidos no tendría la necesidad de importar petróleo». Algo que, en gran medida, solucionaría las consecuencias de la crisis.

Jack Nilles comenzó a pensar en formas de optimizar recursos y, además, reducir la contaminación y los problemas de tráfico y movilidad.

Para ello, su primera gran idea fue la de llevar el trabajo al trabajador en vez de hacerlo de la manera tradicional. Implantó el modelo de teletrabajo híbrido conectando teclados y pantallas de sus compañeros a estaciones remotas cercanas a la sede de la empresa.

De este modo podían seguir trabajando como si estuvieran allí sin estarlo, mezclando días de trabajo presencial en oficina con días en remoto. Todo esto, no olvidemos, en una época sin internet, sin ordenadores portátiles, sin teléfonos móviles, sin Microsoft Teams…

Tal fue el éxito de su idea que en 1980 Jack Nilles abandonó su trabajo como ingeniero y fundó JALA International, una empresa de consultoría en el campo del teletrabajo y con la que actualmente, a sus 89 años, Nilles sigue colaborando.

Varios siglos antes de Nilles: del Despotismo Ilustrado a las Redes Geosociales 3.0

Pero ahí no queda todo: en Telefónica Tech no nos conformamos con la respuesta de ChatGPT y hemos encontrado al que nosotros consideramos padre verdadero del teletrabajo y vamos a presentároslo.

A mediados del Siglo XVIII, en pleno Despotismo Ilustrado, y mucho antes de que Nilles trabajara en la NASA y desde el espacio se pudieran crear mapas detallados de cualquier parte del planeta, el Rey Carlos III y su sucesor Carlos IV encargaron la hazaña de realizar un atlas de toda España y Portugal movidos por el miedo a una posible invasión francesa.

Imagen: Freepik

Una tarea nada fácil teniendo en cuenta que se encontraban en una época donde se carecía de fotografía, satélites, etc. El encargado de semejante encomienda fue Tomás López (1730-1802), geógrafo y cartógrafo español formado en la escuela francesa bajo d’Anville.

Y la única forma que tenía López de Vargas de realizarlo personalmente sería desplazándose por toda la Península Ibérica y dibujando a mano cada rincón, una gesta hercúlea a la que no estaba dispuesto por falta de tiempo y recursos.

¿Qué hizo entonces? Desde la comodidad de su despacho en Madrid decidió buscar «teletrabajadores» esparcidos por todo el territorio que le fueran enviando pedazos de atlas para él recopilarlos.

Pero como encontrar grandes dibujantes formados que supieran leer y escribir y que le hicieran un trabajo minucioso a lo largo y ancho de España era complicado, optó por enviar misivas a los más de 1.000 párrocos con la petición del dibujo del mapa y las respuestas a un cuestionario de 15 preguntas sobre la geografía que le rodeaba donde se le preguntaba por pueblos, ciudades, villas, granjas, ermitas, ríos, sierras, caminos, montes…

El atlas de Tomás López se puede ver completo en la Biblioteca Digital Hispánica (BNE).

Tras 33 años de arduo trabajo de recopilación y persecución de los presbíteros “perezosos” (lo que llamaban la “memoria del natural” de la zona) y con mucho poder de imaginación (y la ayuda de otros atlas antiguos), en 1810, pocos años después de morir, sus hijos publicaron el Atlas Geográfico de España que comprende el mapa general de la Península, todas las particularidades de nuestras provincias y del Reyno de Portugal, que actualmente está en la Biblioteca Nacional de España, junto a las “relaciones geográficas” manuscritas que le fueron enviadas.

Teniendo en cuenta que Tomás López compuso su atlas sin desplazarse ni un kilómetro y desde su casa el resultado fue más que notable.

Como podréis intuir, no podremos decir que el resultado fuera un fiel reflejo de la realidad actual. Pero, teniendo en cuenta que lo hizo sin desplazarse ni un kilómetro y trabajando desde su casa, el resultado es más que notable y sirvió de referencia hasta finales del siglo XIX.

Este modo de teletrabajo ideado por Tomás López sería exportado por Europa y América y serviría para hacer cartas de navegación y atlas de otros territorios. Siglos después sería rescatado y rebautizado en la actualidad como Redes Geosociales, con OpenStreetMap o Mapcesible, promovido por Fundación Telefónica, entre otros ejemplos de mapas colaborativos 3.0.

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Si te toca volver: tips para sobrellevar la vuelta a la oficina

Volviendo a nuestros días y una vez contextualizada nuestra versión sobre el origen del teletrabajo, si te encuentras como los galos de Astérix dentro de ése 10% que todavía disfrutaba del trabajo en pijama y finalmente te toca volver a la oficina tras un largo periodo de fuera de ella, ánimo. Allá van una serie de tips para que esa reincorporación no sea tan dura:

Imagen de Freepik
  1. Evita pensamientos negativos. Hay que ser positivos, volver no siempre es malo. Piensa en aquellas cosas que rodean tu lugar de trabajo y que has echado de menos al estar separado de tu ambiente laboral (el café con los compañeros, la charla cara a cara con tus clientes o tus superiores, la visita al restaurante de enfrente en la hora de comer, esos compañeros de otras áreas con los que te cruzas en el pasillo…).
  2. Prioriza las reuniones en persona. Si estás en la oficina, aprovecha para tener reuniones presenciales siempre que puedas. Ya no hay excusa de los kilómetros o de ir en chándal para no ponerse la cámara. Nada mejor que una buena charla cara a cara para priorizar tareas o des enquistar problemas y trabajar transversalmente de forma eficiente.
  3. Relaciónate. Seguramente tengas compañeros a los que no has conocido aún en persona o si lo has hecho, no has podido trabajar con ellos codo a codo desde la misma mesa. Es el momento de entablar relaciones, de aprovechar las sinergias y de dar y recibir feedback. También es el momento de los cafés y los afterworks.
  4. Planifica los desplazamientos. Quizá uno de los principales problemas de volver a la oficina sea “reencontrarse” con el atasco mañanero o a la salida. Es posible que los atascos hayan cambiado a cuando solías ir o se hayan adelantado o retrasado. En la medida de lo posible, intenta adaptarte a esos cambios para que no tengas la sensación de perder el tiempo en los trayectos.
  5. Haz descansos. Igual que en remoto, los descansos son necesarios y es muy normal que estando en la oficina, con toda la vorágine de trabajo, compañeros, reuniones, compromisos no puedas parar y acabes rendido y frustrado a la hora de salir.
  6. Respeta el horario y deja el trabajo en la oficina. La gran ventaja de volver, es aprovechar la desconexión digital (en la medida de lo posible) que te brinda el tener el ámbito personal y laboral separado, procura respetar los horarios de entrada y salida y no te lleves el trabajo para seguir en casa.
  7. Mens sana in corpore sano. Come adecuadamente y a horas normales y saca tiempo para hacer ejercicio. Una buena práctica a la vuelta del trabajo es cambiarse los tacones o zapatos por las zapatillas y darse una vuelta para despejarse. Aprovecha esos momentos de “ocio” para hacer balance del día y planificar al día siguiente y desconecta.

Por último y más importante, sé tú mismo, sonríe y aprovecha el tiempo. Piensa en positivo.

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