La Dark Web es una parte de internet que no está indexada por buscadores convencionales y que requiere herramientas de anonimato o cifrado para acceder. En este entorno conviven desde espacios dedicados a la privacidad legítima hasta actividades ilícitas que incluyen foros, canales de comunicación y mercados clandestinos.
No porque las empresas deban interactuar con ella, sino porque su monitorización es clave para detectar amenazas emergentes. En la Dark Web circulan credenciales robadas, datos filtrados, herramientas de ataque y servicios ilícitos que pueden afectar directamente a una compañía. Por eso, su vigilancia forma parte esencial de los servicios de ciberinteligencia, que analizan estos entornos para anticipar riesgos y minimizar el impacto de posibles incidentes.
Los dark markets son mercados clandestinos alojados en la Dark Web en los que se comercian datos, accesos ilegítimos, malware, exploits o servicios de ciberdelincuencia. Su actividad hace que la monitorización de estos espacios sea especialmente valiosa para equipos de ciberseguridad y ciberinteligencia que buscan identificar filtraciones, anticipar campañas de ataque o rastrear activos comprometidos.