Un deepfake es un contenido manipulado mediante técnicas de inteligencia artificial, especialmente aprendizaje profundo (deep learning), que sustituye o altera la voz, el rostro o el cuerpo de una persona en fotos, audios o vídeos, de forma tan realista que resulta difícil distinguirlo de la realidad.
Porque los deepfakes pueden usarse en ciberataques dirigidos, suplantación de identidad de directivos o fraudes en procesos financieros. También pueden dañar la reputación de una empresa a través de campañas de desinformación o manipulación mediática.
Es clave combinar soluciones de detección basadas en IA, políticas internas de verificación de identidad (por ejemplo, en procesos de pagos) y formación de empleados para reconocer posibles intentos de manipulación. Además, la ciberinteligencia ayuda a monitorizar entornos digitales y anticipar campañas maliciosas con este tipo de contenido.